Cuando empleamos la palabra “excelencia” para describir una empresa o un equipo, nos referimos a una manera específica de hacer negocios. En nuestra experiencia, hay 3 criterios claros que consistentemente definen la excelencia organizacional.
Característica #1: Conocimiento proactivo. Una operación excelente es tan impecablemente administrada en cada aspecto que, sin importar qué tan de cerca la inspecciones, no encontrarás un área en la que necesite gran ayuda. O, si existe algo que no está funcionando exactamente como debería, el líder ya es consciente de ello y está tomando los pasos necesarios para corregirlo. Llamamos a esta cualidad “conocimiento proactivo”, porque los dirigentes de estas organizaciones están tan finamente alineados con lo que está sucediendo en todos los frentes que tienen conocimiento de qué es lo que está ocurriendo y están respondiendo proactivamente en todo momento.
Característica #2: Crecimiento permanente. Además, una empresa excelente está en crecimiento y expansión, moviéndose adecuadamente más allá de su zona de confort para adaptarse a las cambiantes condiciones del mercado y tecnologías. Cuando hay sorpresas en el ambiente externo, que invariablemente las habrá, no representan una amenaza para su existencia. Este crecimiento continuo es posible porque en organizaciones excelentes, el desarrollo personal y empresarial son prioridades importantes que reciben una importante cantidad de tiempo, atención y recursos.
Característica #3: La planeación nunca se detiene. Por último, pero no menos importante, la mejora continua es un estilo de vida en estas compañías porque existe un proceso recurrente y circular que tiene por objetivo a la calidad por sí misma. Los mejores líderes en compañías excelentes revisan la organización completa constantemente, departamento por departamento, revisando cada uno de ellos objetivamente e identificando qué funciona y qué no funciona. Cuando terminan con esta revisión de la realidad de toda la compañía, comienzan una vez más. Por cierto, los líderes de los equipos que dirigen hacen lo mismo, asegurándose de que sus respectivas áreas estén mejorando continuamente. Una gerencia profesional, por lo tanto, es una realidad diaria, ejemplificada por un proceso disciplinado, en secuencia, continuo y respetable que empuja al negocio a estar dentro del 5% de las mejores organizaciones. Estas compañías siempre están mejorando su situación actual y buscando maneras para seguirá adelante.
Llevando esta cuestión de la excelencia más allá de estos puntos, nos parece asimismo útil clasificar las empresas en 4 categorías generales:
1. Excelente. Para los líderes y para todos en estas organizaciones, la excelencia, como lo hemos definido, es un estilo de vida.
2. Bien administradas. Bien administradas, respetadas en sus industrias y seguramente en el 25% de las mejores organizaciones en términos de gerencia profesional, estas empresas, sin embargo, no dejan de ser vulnerables porque aún no han creado una cultura de la administración en la que la excelencia organizacional sea fundamental.
3. Promedio. A estas compañías les va lo suficientemente bien como para tener a sus dueños y gerentes satisfechos, pero son altamente vulnerables a encontrarse en una posición amenazada (siguiente punto).
4. Amenazadas. Los empresarios y los gerentes de esta categoría han perdido el control de sus organizaciones y posiblemente también de sus vidas personales. Los negocios que dependen principalmente de una persona para todas o la mayoría de las decisiones tienen un bajo potencial de crecimiento – y es probable que permanezcan en esta categoría.
Es importante enfatizar un reto que consistentemente surge en las empresas Amenazadas. Típicamente, estas empresas giran en torno a su líder.
Si algo le sucediera a esa persona, algo que imposibilitara que trabajara por un trimestre o más, la empresa instantáneamente entraría en crisis y quizá no sobreviviría. De la misma forma, si el líder de un grupo dejara la compañía, su grupo lo sufriría enormemente. Uno o dos individuos carismáticos terminan asumiendo una cantidad desproporcionada de responsabilidades para que la empresa funcione. Las compañías que operan en esta categoría generalmente no terminan bien en el largo plazo. Todas tienen una trayectoria descendiente: no saben a qué obstáculos se enfrentan, y tampoco están interesadas en descubrirlo. Esta manera disfuncional de trabajar roba tanto a líderes y como a empresas de su energía, resistencia y potencial.
Al reflexionar sobre tu propia organización, pregúntate:
¿En cuál de las 4 categorías estamos? ¿Somos una empresa Excelente, Bien administrada, Promedio o Amenazada?
¿Cuántas de las características de la Excelencia estaríamos de acuerdo todos en el equipo con que vivimos en el ambiente laboral día a día?
Si somos una empresa Amenazada, ¿cómo podemos cambiar esa situación?
Autor: Sandler Training
Traducido por: Equipo Sandler