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Dan Macías | Bogotá, Colombia
 

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Muchas veces nos da miedo aceptar que tenemos un problema que se ha escapado de toda proporción y que parece peligroso. En la medida de que se manifiesta, nos volvemos más y más conscientes de los detalles tan particulares que lo han creado. La verdad más dura de aceptar respecto a los retos que crecen y se vuelven más desafiantes con el tiempo es que típicamente son resultado de nuestras propias acciones. Frecuentemente, también, a partir de la falta de perspectiva que tiene el funcionar como en piloto automático todos los días.

Sin embargo, para enfrentar cualquier problema, debemos estar dispuestos a separar nuestra Identidad (quienes somos) de nuestro Rol (lo que hacemos). Sin entrar a profundidad en ese tema, recuerda algún primer día en un trabajo nuevo.

¿Qué tan dispuesto estabas para recibir críticas? ¿Qué tan seguido los reclamos parecieron ser personales? ¿Qué tan fácilmente interpretaste que las órdenes de otra persona no eran más que un reflejo de sus propias motivaciones?

Entre más trabajemos en el mundo de los negocios, es más probable que confundamos nuestra Identidad con nuestro Rol. Pensamos que la crítica es un ataque a nuestra dignidad, y por eso la tomamos de manera personal. Vemos los intentos de otra persona por orientarnos como actos velados para manipularnos.

Entonces, el quid del asunto es que entre mayor tiempo pasemos en nuestro ambiente de trabajo, más probable será que seamos presa de caer en la complacencia. Empezamos a ver que nuestro Rol se fusiona con nuestra Identidad y dedicamos más tiempo y energía a comprender el porqué de las acciones y menos el qué. A través del tiempo, nos volvemos complacientes en todo lo que hacemos y permitimos que más de quienes somos se fusione con lo que hacemos, de tal forma que lo que hacemos se transforma en quienes somos. Muy raramente encontramos tanto significado en nuestro trabajo que combinamos las dos cosas; en realidad es mucho más fácil que encontremos una identidad dentro de esa repetición y que permitamos que nuble nuestro juicio.

Mi punto es este: la mayoría de los retos que enfrentas son de tu propia autoría. Te has programado a ti mismo para responder y desarrollar acciones específicas que no necesariamente representan tus mejores intereses. Es necesario contar con una opinión externa o un coach para identificar objetivamente los patrones en tu comportamiento y ayudarte a determinar qué está causando tus problemas.

Si tienes problemas pero no puedes identificar sus orígenes, registra tu comportamiento y trata de ir más allá de los síntomas para llegar a la raíz de tales asuntos que te están causando tantas complicaciones. El lado positivo de que tú mismo seas la causa de tus problemas es que tú mismo puedes ser su solución. Así que conviértete en el cambio que necesitas para alcanzar el éxito que buscas.

Autor: Jim Stephens
Traducido por: Equipo Sandler

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